lunes, 4 de enero de 2021

Visión negativa de las personas y crítica social

¿Por qué un mensaje radical, pasional y enérgico tiene más aceptación que aquel que es moderado, racional y bien argumentado? En primer lugar, porque es más claro: va directo al núcleo, sin contemplaciones y se adapta fácilmente a todos los niveles. En segundo lugar, el mensaje pasional se dirige directamente a nuestra parte menos lógica y primitiva: las emociones.

En efecto, no todos los humanos pueden hacer fácilmente racionamientos lógicos y críticos, pero sí sentir. Los humanos sentimos, ya sea sed, calor, miedo o cariño. Si consigues apelar a algún sentimiento humano, te aseguras que el receptor de tu mensaje lo asimile con seguridad.

Ciertas personas consiguen proyectar en sus mensajes —textos, imágenes o vídeos— un sentimiento tan grande de culpa que nos llega a enojar el simple hecho de ser humanos; es decir, nos transmiten la idea de que somos unos seres que están en este mundo para destruirlo. Sin embargo, esto hay que tomárselo con cierta precaución. Si bien existe la metáfora de que los humanos estamos destruyendo nuestro planeta, esta figura retórica se emplea como método de ayuda para darnos cuenta que hay que reparar los daños que estamos cometiendo. Obviamente, no podemos quedarnos con que nuestro objetivo final es la destrucción del planeta.

En pocas palabras, el problema de los seres humanos con el planeta es de desequilibrio. Somos tantos que, al final, consumimos más de lo que el planeta puede reponer, por culpa de los hábitos de las sociedades modernas. Este es uno de los propósitos que realmente la gente debería tener en cuenta cuando nos dicen lo dañino que somos. Asimismo, hay que recordar que los humanos somos otro animal más dentro de este planeta. Este no era un mundo perfecto hasta que aparecimos de repente por arte de magia para devastarlo todo a nuestro paso. No es así. Somos resultado de millones de años de evolución en la Tierra. En este período nos hemos ido relacionando de forma más o menos positiva con el entorno y los demás seres vivos. El ser humano no surgió mágicamente con la fortuna de su parte para que dominara el mundo. Al contrario, nos hicimos un hueco gracias a nuestra tenacidad y empeño por sobrevivir.

Deberíamos tener presente que no estamos en este mundo para matar a todo bicho viviente porque sí. Destruir por puro placer no es propio de un organismo que vive y se relaciona con otros y su entorno. Los humanos tenemos necesidades que hay que cubrir, ya sea la alimentación, la protección de la familia o un refugio, como cualquier otro animal. Estas necesidades nos son malas en sí mismas, pues son intrínsecas de todos los seres vivos. El problema no viene de satisfacer esas necesidades, sino del desequilibrio que sea crea al hacerlo. Nadie en su sano juicio quiere cargarse el mundo, pues no hay otro y es en él donde vivimos y nuestros descendientes vivirán. En el fondo, lo que queremos es obtener el máximo beneficio y placer posible, sin que el mundo salga perjudicado. Aunque sea una perspectiva simplista y puede que difícil de aplicar en algunos casos, ello no implica que no estemos buscando soluciones para alcanzar ese objetivo. Como ejemplos podríamos destacar las nuevas políticas y medidas medioambientales, dejar de usar productos de desechables para usar productos reutilizables y/o biodegradables, etc.

Algunos tienen una visión funesta sobre las personas, donde ven al ser humano como un ser pernicioso que solo quiere matar porque el mal es lo único que le estimula y satisface. Yo no lo comparto. Podría decirse que el ser humano es malo en ciertas ocasiones por necedad; mas puede mejorar. No hay más que ver como ahora somos más conscientes con las consecuencias de nuestros actos en el medio ambiente que un siglo antes. El mayor problema que hay que es crecimiento demográfico desmesurado y la mala distribución de los recursos y riquezas.

En consecuencia, no nos desviemos y pensemos que somos una plaga, la cual satura todos los ámbitos de la sociedad, viviendo sin rumbo alguno. Una plaga de alimañas individualistas que busca desesperadamente su propia felicidad a base de satisfacer sus caprichos particulares. Bajo mi punto de vista, esta visión de las personas también es errónea. Me atrevería a decir que el problema en particular (temor, incluso) que tiene el ser humano actual (de nuestras sociedades occidentales modernas) no es tanto conseguir un medio de placer en un momento determinado, sino más bien que al haber tantas formas para ello, podemos llegar a desviarnos de la realidad, pudiendo llegar así a una sociedad distópica de lo más interesante.

Me gustaría recalcar que, aún teniendo presente que el calentamiento global es en gran parte culpa nuestra (por mucho que digan los negacionistas), también llevamos a cabo soluciones. Cuanta más desarrollada es una ciudad, menos contamina gracias a las regulaciones y tecnologías aplicadas.

En resumen, podría decirse simplemente que el problema es que hay demasiadas personas para lo que nos ofrece el planeta y, consecuentemente, hay un desequilibrio. Sin embargo, actualmente se pueden solucionar muchos de estos problemas, como por ejemplo con regulaciones medioambientales más estrictas en los países más contaminantes.

Al final, pienso que, en general, el ser humano no es un ser malvado, sino en diversas ocasiones ignorante de sus actos y consecuencias. Cuando una persona razona y tiene pensamiento crítico, puede llegar incluso a tener un efecto positivo en su entorno.

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