viernes, 25 de septiembre de 2015

Dejando mi huella

La inmortalidad del ser humano es, de momento, imposible. Sólo la Historia recuerda a los grandes hombres y mujeres de distintas épocas, destacando por sus proezas y marcando puntos de inflexión en la cronología de nuestro mundo. No obstante, todos tienen su pequeño hueco en la Historia; aunque sus acciones hayan sido inapreciables para la mayoría.

Realmente, y por mucho que nos pese, sólo un grupo de personas importantes permanecen imborrables en la memoria colectiva de los hombres. Los demás nos desvaneceremos, perdidos a través del tiempo.

Sin embargo, con sólo una acción, puedo dejar una huella en ella. Grabada en su corazón, para siempre en su memoria. Con ello me basta.


Su mundo da un vuelco cada vez que hago acto de presencia. Es de tal magnitud mi marca, que en ocasiones me preocupa que pueda llegar a ser demasiado profunda y consecuentemente dolorosa en ocasiones. Por fortuna, los hechos acaecidos hasta el momento refutan mis temores.

Una afectuosa huella imborrable le he dejado en su interior.

Ojalá mi recuerdo nunca desaparezca de su ser.

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