El viento mecía las ramas de los árboles a mi alrededor. Traía consigo el olor a humedad. Pronto empezaría a llover. Las grises nubes cubrieron el azul del cielo; mientras, el sol se estaba ocultando por el horizonte. Debía avisar al resto de la manada para resguardarnos de la tormenta que se avecinaba.
Mientras corría por la espesura del bosque, me crucé con Grey-Tail, estaba nervioso al lado de un árbol medio caído. Al parecer había olido el rastro de algún animal.
Mientras corría por la espesura del bosque, me crucé con Grey-Tail, estaba nervioso al lado de un árbol medio caído. Al parecer había olido el rastro de algún animal.
—¿Qué
haces aquí, hermanito? —me preguntó al verme.
—Hay
que avisar al resto —contesté—. Se avecina una tormenta.
—Ya
lo sé, Black-Shadow—replicó. Apuntó con el hocico al tronco—. Pero me entretuve
con una rata. Se ha metido dentro del tronco y no consigo sacarla.
—Déjala
ahí. Debemos guarecernos enseguida.
—De
acuerdo —refunfuñó.
Corrimos
a través de los árboles y matorrales. Nos encontramos a nuestra hermana
pequeña, White-Paws, y a Madre por el camino. Ya habían alertado a la manada de
la tormenta y se habían dirigido a Las Ruinas.